Desde hace unos días, el blog oficial de Google, coincidiendo con su décimo aniversario, viene publicando una serie de artículos encargados a expertos de la propia compañia, analizando como pueden ser los próximos 10 años para alguna de las de las tecnologías clave sobre las que se basa internet.
Uno de los artículos que más ha dado que hablar ha sido "El futuro de las búsquedas", con comentarios, que recuerde ahora, en Desmark y, hoy, en el blog de Enrique Dans.
Muy brevemente, el artículo apunta a que las búsquedas evolucionarán en varios aspectos (me permito añadir -sin deslindar- aportaciones personales):
- Movilidad. Los aparatos desde los que se lanzan las busquedás dejarán de ser casi exclusivamente ordenadores para hacerse, principalmente, desde dispositivos que siempre llevaremos con nosotros, de manera que la busqueda será algo omnipresente.
- Lnguaje natural. Dejaremos de tener que usar un lenguaje críptico para usar nuestro propio lenguaje para preguntar al buscador, que necesita de un interprete basado en inteligencia artificial.
- La forma como introducimos las preguntas. La evolución hacia interfaces más cómodos como la voz (o, porque no, en un futuro, la lectura del pensamiento).
- Filtros de personalidad y comportamiento. Los resultados de las búsquedas serán diferentes para cada persona y su actitud en un momento dado. Lo que sabe el buscador sobre quienes somos, como somos y en que actitud estamos en cada momento, se construye en función de todo lo que deduce de la información que posee sobre nuestros hábitos obtenida de cada vez más fuentes (y de su comparación con patrones de comportamiento de millones de usuarios).
- Filtros contextuales: la interpretación de actividades cotidianas como lo que estamos leyendo, lo que vemos o donde estamos.
- Filtros sociales: En función de cuales son nuestras relaciones, la máquina ofrecerá resultados diferentes en cada situación (no nos olvidemos que, entre otras cosas, Google lee nuestro correo).
Todo esto me lleva a hacer una reflexión en relación a la protección de la privacidad que, aparentemente, se vería amenazada al existir organizaciones que custodian la información personal, social y contextual de milones de personas.
Desde mi punto de vista, nos enfrentamos a dos realidades nuevas, que no se habían manifestado hasta ahora, que requieren de un compromiso sobre como balancearlas.
Por un lado, es indudable que vivir añadiendo a nuestra capacidad humana un apoyo tecnológico omnipresente que nos aporta información complementaria cada vez que la necesitamos es una avance aparentemente irrenunciable (un secretario que nos dice como llegar a los sitios, nos traduce ensajes y conversaciones, nos dice donde comprar, nos aconseja donde comer y hace la reserva, nos lleva la agenda...)
Por otro lado, para que esa máquina sea realmente eficiente, tiene que saberlo todo sobre nosotros. No podemos tener secretos para ella. Esto conlleva que quien gestione esa máquina tenga un acceso a nuestra información de la que podría hacer un uso indebido, claramente indeseable.
En este contexto, nos encontramos con la tentación casi irresitible de los gobiernos por "pinchar" esa máquina y de esa manera tener control sobre las actividades de los ciudadanos y la tentación de la maquinaria de marketing de las empresas por usar esa información para su propio beneficio.
- ¿Será capaz Google (o quien sea) de darnos tantas garantías de privacidad como para que le abramos (literalmente) la puerta de nuestra mente?
- ¿Como compaginará Google esta confianza con su necesidad de ganar dinero precisamente vendiendo a los deparamentos de marketing ese acceso directo a nuestro centro emocional y racional de decisión?
- ¿Conseguirán los estados hacer realidad el sueño dorado de los centros de inteligencia, esto es, poner un espía en cada cerebro?
Gestion, Marketing e Internet en Zaragoza
Email: rananos@ramonananos.com
2 comentarios:
Muy buenas preguntas las del final del artículo y comprometidas de responder, en general Google como empresa que es, seguirá siendo el buen anfitrión para todos los distintos tipos de intereses, tanto las empresas privadas que le ponen la pasta, los gobiernos que le conceden las licencias necesarias para seguir existiendo y los usuarios, a los que tiene que seguir encandilando...
Supongo que los Gobiernos tendrán que haccer por proteger esos datos. No me quiero ni imaginar a la Agencia de Protección de Datos ni las Consultorías LOPD....
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